SOTO ASA
Insistimos en meter a Soto Asa en el saco de la escena urbana de aquí por haber firmado canciones junto al pope Yung Beef o la internationally Bad Gyal y publicar su trabajo en La Vendicion. Pero en el mundo fluorescente del Soto está él y nadie más: su escena empieza y acaba en él, en su reguetón a cámara lenta y su espíritu zen. No se parece a nadie; si acaso, otros intentan imitar su imaginario. Su fijación con la estética gamer deja la metáfora a tiro: hace tiempo que hace música en una pantalla que nadie más ha podido desbloquear. Entre ninjas, marcianitos y carreras de coches ilegales con algún skyline japonés de fondo, Soto Asa se ha pasado el juego antes de que el resto haya podido entender el tutorial.