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Reducción de aforo, inviable e insostenible

La aparición del concepto “distanciamiento social” como una de las principales soluciones en la lucha contra la expansión del COVID-19 es uno de los retos más importantes al que deberá enfrentarse el sector de la cultura tras el control de la pandemia, en especial el de la organización de espectáculos. Es una preocupación que se comparte con otros sectores afectados, como son la hostelería, los eventos deportivos y muchos más, sin contar con la necesidad de utilizar medios de transporte para el desplazamiento masivo de la población.

El cese de actividades por orden gubernamental que afectó a la celebración de espectáculos y a los espacios de pública concurrencia fue la primera medida tomada en prevención de la expansión del virus, y se prevé que estas actividades serán las últimas que recuperarán la normalidad al final de este proceso. El sector entiende la excepcionalidad de las medidas, la urgencia con las que se han llevado a cabo y, evidentemente, que la salud de la población debe estar por encima de cualquier otra consideración, no obstante, la interlocución con los sectores afectados es absolutamente imprescindible para planificar la vuelta a la “normalidad” y para evitar estigmatizar a todo un sector cultural que ya está gravemente afectado por la crisis.

A los poderes públicos les corresponde decretar el cese del estado de alarma progresivamente para conseguir una pronta recuperación de la actividad económica, pero también es su obligación minimizar los daños atendiendo a las particularidades de cada sector.

Las órdenes de confinamiento, aislamiento y distanciamiento social aplicadas deben ser consideradas como medidas absolutamente extraordinarias en caso de una emergencia sanitaria sin precedentes para nuestra generación, y limitadas en el tiempo hasta la desaparición del riesgo de propagación, pero en ningún caso podemos aceptar que éstas deban formar parte de nuestras rutinas diarias de ahora en adelante. Debemos recuperar el contacto personal, socializar con nuestros semejantes, dejar a un lado el aislamiento y volver a sentir el calor de las relaciones personales y la energía de las manifestaciones colectivas. La necesidad de socialización es una condición intrínseca del ser humano, no debemos ni podemos renunciar a ella permanentemente, ya que la limitación de movimientos y de libre asociación y manifestación, aunque sea por causas sanitarias, es contraria a las características fundamentales de las personas y genera trastornos en la sociedad, además de un retroceso importante en las libertades individuales que no podemos aceptar.

El sector cultural debe mantener una interlocución directa con el Gabinete de Crisis del Gobierno de España para formar parte de las posibles soluciones a la reincorporación de su actividad de manera que se tenga en cuenta la opinión del sector y todo aquello que puede aportar, dadas sus especiales singularidades.

No consideramos viable ningún tipo de reducción de aforo en las actividades de pública concurrencia ya que las convierte automáticamente en insostenibles, y estigmatiza nuestra actividad como “contagiosa”. En caso de que se apliquen rangos de aforo máximos para generar una sensación de vuelta a la actividad de manera progresiva, y algunas actividades puedan acogerse a esta medida, hasta que no se pueda recuperar la actividad al 100% de su rendimiento, la situación para quienes estén excluidos dentro del rango de aforo deberá seguir siendo considerada como causa de Fuerza Mayor, de manera que las medidas de ayuda laborales, sociales, y fiscales sigan vigentes.

Las medidas de reincorporación de las distintas actividades a la normalidad deben seguir unos parámetros de coherencia en todos los ámbitos en los que haya grandes concentraciones de público, en los distintos medios de transportes, centros comerciales, grandes superficies… no solo en los relativos a los eventos culturales.

El Gobierno de España debe lanzar una gran campaña de comunicación con elementos de incentivo al consumo cultural que genere confianza en el público y que permita recuperar la actividad económica de este sector tan importante para la sociedad, y activar un “plan de choque” dotado con fondos suficientes para el sector, para empresas y sus trabajadores, autónomos y artistas, hasta que se vuelva a un nivel de actividad anterior a la crisis.

Esta pandemia va a dejar en una situación preocupante a todo el país, la recuperación será ardua y larga, en especial en un sector que va a tener que enfrentarse, por un lado con la situación de precariedad e infra inversión endémicas que lo caracterizan, y por otro con cierta estigmatización, miedo y rechazo por una parte de la población a volver a reunirse, relacionarse y disfrutar colectivamente de las manifestaciones culturales, así que agradeceremos un especial interés por parte de la Administración en buscar los elementos participativos y de consenso necesarios con el sector para considerar y reactivar la cultura como el bien de primera necesidad que es.

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